Mi corazón y mi alma reflejados en un espejo.
domingo, mayo 08, 2005
Fin de semana playero
Como se puede comprobar por el salto de fecha al final sí he salido de Madrid, finalmente me fui a la playa. Ha sido cortísimo, demasiado breve para ser bueno, por mucho que se diga que lo breve si breve, dos veces bueno. El viernes por la noche, después de mucho buscar, sobre las nueve me llama un amigo mío de Ávila para decirme que había encontrado una habitación libre en el Grao de Castellón para el sábado por la noche, que me preparara que a eso de las cuatro de la mañana venía de Ávila, me pasaba a buscar y nos largábamos a tomar el solecito y a sacarme de mi depresión. Y allí estábamos, a las cuatro de la mañana de camino a Castellón.

La carretera bastante tranquila, aunque hay que reconocer que la N-III tiene unos cuantos remaches que deberían de retocar, está bastante gastadilla. Sobre las ocho y media llegamos a Valencia ciudad, intentamos tomarnos un café pero todo estaba cerrado, ¿qué esperabamos un sábado a las ocho de la mañana?. Yo que siempre he tenido la superstición de que si voy a una localidad de playa y no me mojo los pies, voy a tener mala suerte durante una temporada, lo primero que hice fue dirigirme al mar, a la playa de Malvarosa, y a meter los pies en el cálido mar Mediterráneo, que de cálido unas narices que estaba helado.

Terminado este ritual, cogimos el coche de nuevo y zumbando a Castellón. Me sorprendió por que cuando llegamos al Grao de Castellón, estaba desértico, cuando siempre me habían dicho que la zona tenía muchísimo turismo y marcha. El paseo marítimo donde teníamos el hotel estaba totalmente levantado, pero lo bueno es que no estaban trabajando y no teníamos ruidos, a pesar de eso, el hotel, que estaba en primera línea de playa, tenía unas vistas bastante bonitas.

Llegamos al hotel, dejamos los bártulos, desayunamos, y de cabeza a la playa. Estaba casi vacía, lo que realmente es una gozada. El agua estaba helada, pero me dio lo mismo, yo me metí en el agua prácticamente nada mas llegar. Me encanta el mar, lo que daría por vivir en una zona de costa. El sol pegaba fuerte, por lo cual sobre las doce y media dejamos el mar y nos dispusimos a dar una vueltecilla por el puerto del Grao, comimos, nos tomamos unos cafecitos, dimos unos paseillos, hicimos unas compras, unos regalitos a unas amigas, y finalmente sobre las seis de la tarde de nuevo a la playa.

Esta segunda jornada de playa fue un poco mas tristona. Como ya estaba cansada del viaje por la noche, sin siesta ni nada, me quedé tumbada tomando el sol y escuchando el rumor del mar. Empezamos a hablar de cosillas mi amigo y yo, y finalmente empezamos a hablar de mí. Que si me sobraban kilos, que si no me gusta mi nariz, que si tengo unas piernas horrorosas... Él me dijo que no fuera tonta, que yo tenía muchos encantos, y que era una ligona. Le dije que de ligona nada, y le pregunté que a quien me iba yo a ligar, y me dijo unos cuantos, y entre ellos me nombró a mi chico, mi ex desde hace una semana. Se me vino todo encima y me puse a llorar como una idiota. Primero por que no creo que yo me lo ligara, me ligó él a mi, ¿y qué?, al final me ha dejado. Mi amigo intentó animarme, me abrazó diciéndome que no me preocupara, que todos mis amigos me quieren y me apoyan, yo le sonreí y le dije que ya había pasado, que estaba bien, y me puse la careta de estar contenta, aunque ya la melancolía me rondó toda la tarde – noche.

Por la noche nos arreglamos y nos fuimos a Benicassim a cenar y de juerga, y que disgusto el nuestro cuando nos dimos cuenta de que parecía aquello un pueblo fantasma, tuvimos que volvernos, habiendo cenado en un chino cutre, y sin podernos tomar ni una mísera coca cola por que estaba todo cerrado. En el Grao de Castellón, encontramos un restaurante Jamaicano, que por la noche lo hacen local de copas, donde había cuatro personas y la media de edad era de 45 años. Lo único gracioso, la hermana de la dueña, Silvia, que estaba mas zumbada que una cabra, y nos contó su obra y milagros. Vamos, que el restaurante era Jamaicano, y el postre en vez de con cuchillo y tenedor te lo deben dar con mechero para encenderlo según estaba de espídica esta chica. Y por si este blog se hace famoso, saludos a Silvia, a Ines y a su marido afro-ingles del restaurante Taberna Ochi, que son muy enrollados.

Por cierto, hay que tener cuidado en Benicassim cuando pagas, ya nos han intentado cobrar dos veces de mas, en la comida y en la cena.

Tuvimos que volver al hotel, y en la terracita, escuchando las olas del mar, nos quedamos tomándonos unas latas que habíamos comprado por la tarde.

La noche no fue muy buena que digamos. Primero por que mi amigo ronca a gusto, y segundo por que en vez de darnos una habitación doble con dos camas, nos la dieron con una sola, y cada vez que se movía me pegaba patadas y codazos. Al final acabé a las cinco de la mañana, escuchando el rumor del mar y llorando. Si hay una cosa que siempre me hubiera encantado hacer es pasear por la orilla del mar por la noche con la persona que quiero, y en vez de eso, estaba en una terraza sentada, por desesperación de no poder dormir por las patadas y ronquidos de un amigo. Me di cuenta de que realmente le echo mucho de menos a cierta persona, y que le sigo queriendo.

Estuve cinco horas en la terraza pensando. Recomiendo esas primeras horas de la mañana para tomar el sol, oye, que me he puesto morenita y todo en un solo día y sin quemarme, una gozada. Cuando mi amigo se levantó y tras liarme a collejas con él, devolviéndole todas las patadas y codazos de la noche, nos vestimos y dejamos el hotel.

Decidimos irnos a Valencia a conocer las playas de allí, al final ni playas ni nada. Fuimos a Burriana y la playa era toda de piedras, en Nules había mercadillo y estuvimos media hora en un atasco para poder salir de una calle, al final decidimos irnos a Sagunto por la nacional. Y ahora me pregunto, ¿somos nosotras las que no entendemos los mapas? Todavía me estoy acordando las muelas de mi amigo, se confundió de carretera y me metió ¡¡una hora y media entre campos de naranjos y mandarinas sin saber como salir de allí!!, vamos que me sentí como los niños del maíz pero con cítricos.

Sagunto es precioso, el Grao de Sagunto mas todavía. Las playas de arena fina, que pena que se levantara el viento, si no me hubiera quedado allí hasta tarde.

Ya de vuelta a Madrid, y después de la experiencia con los campos de cultivo, no dejé conducir a mi amigo, dueño del coche por cierto, y lo traje yo hasta aquí.

Resumiendo, lo mejor del viaje, un helado de cheesecake con cubierta de yogur, que ha sacado Nestlé este año, tomado en una terracita en la orilla del mar, una playa de Sagunto preciosa donde me pasaría horas sentada escuchando el rumor del mar, y darme cuenta de que tengo un buen amigo en quien confiar cuando me encuentro mal.
Lo peor, mis recuerdos y darme cuenta cuanto echo de menos a mi chico, y el gran vacío que se ha quedado dentro de mi.
 
posted by RosaAmarilla at 11:40 p. m. | Permalink |


2 Comments:


  • At 1:03 a. m., Anonymous Anónimo

    pues ya sabes, quedate con los buenos momentos de la vida y olvidate de todos los malos rollos y demas tonterias.
    me apunto el nombre del helado.
    besos..

     
  • At 10:39 p. m., Blogger Unknown

    Vaya crónica de tu viaje chiquilla. Estas cogiendo lo del blog con fuerza eh :-D Me alegro. Escribir es un deporte muy sano :-)