Y llegué a Barcelona. Sobreviví.
Lo primero que hice fue acercarme a la oficina de turismo del aeropuerto para pedir un planito de Barcelona y confirmar lo que Arale me había dicho, que la renfe estaba en obras. Para llegar al centro de Barcelona había que hacer varios transbordos y con la taquicardia que llevaba después del vuelo, ni soñarlo. Solución, cogerme el aerobus que te lleva del aeropuerto directamente a la plaza de Catalunya, que sí, es mas caro, pero te olvidas de todo. Por cierto, casi mato a una que se intentó colar, pero por todo el morro, claro como era alta, rubia y con tipito, nadie la protestó. De todos modos poco le sirvió todo ella, al final le tocó esperar al siguiente, juas, y allí llegó mi venganza, habiendo muchos sitios libres me senté a su lado, y jiji, no paré de moverme en todo el trayecto. Vamos, me moví mas que un saco de ratones.
Y por fin llegada a Barcelona city. Lo primero que noté, un calor sofocante y húmedo, acostumbrada al calor seco de Madrid, y todavía con restos de ansiedad, lo único que hacia era sudar y sudar que asco. Lo siguiente que me di cuenta es que: ¡¡¡LAS CHICAS DE TURISMO SOLO HABLAN ALEMÁN E INGLÉS!!!. Que fuerte, para preguntar por una calle me pusieron cara de soy guiri total y no se de que me hablas. Menos mal que una chica como yo está preparada para la vida moderna y se lo pudo preguntar en English pitinglis.
Por cierto, ¿os he dicho alguna vez lo majo que es Peasho?. Pues si, me acerqué por su currele y se quedó con mi maleta hasta que terminó de trabajar para que no andara yo con ella cargando. Y lo que es más ¡¡¡me la estuvo transportando todo el día hasta que llegamos a su casa!!. Pobre, le tenía en el alma, un peasho tío de 1.90 con un trolley chiquitin arriñonado perdido. Y mira que le dije que me la dejara llevar a mi, y que ná, estaba pegado a la maleta con superglue3.
Al estar suelta me decidí hacer una visitilla por uno de mis sitios favoritos de Barcelona. El museo Egpici. Museo desconocido por muchísima gente y que yo siempre recomiendo cuando alguien va para allá.
Antes de ir al museo pensé que sería buena idea tomarme algo para tranquilizarme un poco y entré en una cafetería llamada "Il caffe di francesco". Por favor, la tensión se mascaba en el ambiente, vamos que se cortaba con un cuchillo. Imaginaros a la menda sentada en una mesa esperando que un camarero le tomara nota durante quince minutos, y contemplando como delante de ella los camareros no hacían mas que protestar por que no les servían nada en la barra, y el supervisor solo gritándoles y soltándoles frases irónicas. De hecho creo que he sido testigo presencial de un futuro despido, pero... joder es que hasta el encargado se lió a puñetazos con una puerta. ¡¡¡Qué poco va a durar el camarero Mario!!!.
En el museo Egipci la exposición de siempre, la colección de la Fundación Clos, estupenda por otro lado, y como exposición temporal: Palabras Divinas de los jeroglíficos a la egiptología. Muy curiosa y bastante entretenida. Lo peor de la visita, una excursión de niños de seis años que todavía no saben que en los museos no se debe gritar ni correr.
Y como me pasa cada vez que voy al museo, caí en la tienda. Acabé llevándome un libro sobre Haptsepsup, ya os hablaré algún día de esta buena mujer, y una taza decorada con la piedra roseta. Más mona para hacerme el desayuno.....
Al salir del museo descubrí por qué hacía ese calor tan sofocante. La ley de murphy volvió a caer sobre mí. Estuve casi dos horas en el museo, y cuando salgo, según tuerzo la esquina: DILUVIO UNIVERSALLLLLL. Ala RosaAmarilla empapada hasta las rodillas de correr sobre los charcos. Acabé metiéndome en un Starbucks para refugiarme del agua y acabé tomándome un frapuchino de mango y cítricos. Estaba buenísimo, pero vamos, a pesar de pedir el pequeño me pusieron un tanque.
Y por fin dieron las 14 horas, había quedado con Peasho que a esa hora saldría, y... ¿quién ha dicho que somos las mujeres las impuntuales? ¡Un cuarto de hora que me estuve esperando, y lo peor de todo, que peasho trabaja delante de una tienda de bombones la mar de tentadores! Dos veces crucé la calle con intención de entrar y pecar, menos mal que no sabía si el iba a salir o no, y contuve mis instintos básicos de atiborrarme de tan dulce manjar.
Ya cuando salió nos fuimos a ver a Arale a su currele, pobre que no pudo comer con nosotros. Al final acabamos Peasho y yo comiendo un bocata la mar de sencillo de pollo en un bar viendo los goles de Argentina.
Por cierto, he cambiado de look, me puse en manos de Arale. Y ella me preguntó: -"RosaAmarilla, ¿qué quieres que te haga?". Y RosaAmarilla contestó: "Lo que tu quieras, estoy en tus manos". El resultado fue un corte de pelo y cambio de color que me ha dejado monísima de la muerte. Bueno, no tanto por que sintiéndolo mucho, aunque la mona se vista de seda mona se queda. Y desgraciadamente donde no hay, poco se puede sacar.
Una cosa que no me ha gustado de la peluquería donde trabaja Arale, ¡¡¡que las clientas hablan en catalán y no te enteras de los cotilleos!!. Joe, que una pelu sin cotilleos no es una pelu.
Cuando salimos me llevaron a conocer a Gatchan, la niña mas mona, guapa, simpática, lista, inteligente, y con los ojos mas expresivos del mundo mundial y parte del extranjero. Eso sí, es un terremoto andante.
Pasamos la tarde con ella hasta la hora de la cena que nos fuimos a casa a darnos una tan deseada ducha después de la sudada de por la mañana y a cenar fuera un frankfurt que me supo a gloria.
El resto de la noche super tranquilita, de cháchara en la terracita de Peasho, que por cierto, la terraza de Peasho se merece un post para ella solita. La quise robar y meterla en la maleta para traérmela a Madrid, pero me dijeron en el aeropuerto que iba a tener que pagar un plus por sobrecarga, y me echó para atrás. Eso si, juro que algún día haré de ocupa en ella.
Y como esto preveeo que va a ser muy largo, mañana continúo, jajaja, así os dejo con la intriga de como continuó mi viaje.