Había conocido a un chico hace unos días. Nos caímos bien desde el principio, aunque solo nos conocíamos por Internet y teléfono. Después de una noche estar hablando hasta las cuatro de la mañana hasta llegar a quedar sin saldo, me dice que me quiere proponer algo para este fin de semana. Le dije que no podía por que andaba de niñera, me había traído esa tarde a mi sobrino de Ávila para que pasara el finde conmigo. Se quedó un poco contrariado pero me dijo que no pasaba nada, que cuando quisiera, entre semana, el finde siguiente, o al otro, cuando yo tuviera tiempo, podíamos quedar para tomar un café, cenar, o dar una vuelta. Y que además me concedía el honor, pues iba a ser la primera cita a ciegas por Internet que iba a tener.
Al día siguiente estuve todo el día ocupada por la mañana haciendo unas compras y llevando al niño que me había pedido que le comprara algo de ropa deportiva, y después de comer, y viendo que estaba lloviendo, para no tener al niño encerrado en casa decidí llevarle al cine para por lo menos que se entretuviese.
Mientras estaba recogiendo la cocina, pensé: “¿Y si le propongo a este chico quedar? Al fin y al cabo cuando se entere que vamos a ver una peli de dibujos con un niño va a decir que no. Así yo también quedo bien, jijiji.”
Le mandé un mensaje, y cual fue mi sorpresa que a la primera accedió a venir. Jajajjaa, no me lo podía creer, era la típica situación que cualquier hombre huiría. Primera cita con carga y en un cine rodeados de crios.
Llegamos a la hora y en el lugar que habíamos quedado, me estaba esperando ya. Que situación mas extraña, espero que mi sobrino no se diera cuenta, por que con 12 años andan ya mas espabilados que cuando yo tenía 18.
Antes del cine fuimos a tomar algo, nos invitó. El niño quería palomitas, le invitó a una caja de palomitas con refresco, a mi también me pagó la botella de agua. Y al salir del cine se quedó a cenar con nosotros, como estaba todo muy lleno nos llevó a un restaurante cercano que él conocía, y también nos invitó.
En todo momento fue un caballero, contamos muchísimas historias de nuestros viajes y nos reímos cantidad con los comentarios que hacía el enano. Finalmente, nos acompañó hasta el coche y nos despedimos.
¿Por qué os cuento todo esto? Muy sencillo. Hace tiempo, hace un par de años, RosaAmarilla hubiera escrito un relato tipo lo maravilloso que es el mundo mundial por que había conocido a un chico genial, estupendo y fantástico. Hubiera hablado de lo caballero que es, de lo bien que me trato, y de mi sueño de tener un hombre así. Hubiera recalcado como mi corazón palpitaba al mirarle a los ojos, o como hubiera deseado que no estuviera mi sobrino para ver si surgía algo mas.
Pero no, simplemente os hablo de una tarde de cine con un amigo, y una cena con un niño. Simplemente os hablo de lo que hecho en una tarde de sábado lluvioso. Pero no hablo de ningún sentimiento. No sentí nada. Me he dado cuenta que me he vuelto fría, que ya no me emociono, que ya no abro mi corazón como antes. Que ya cuando voy a conocer a alguien he perdido la esperanza, la chispa. Que ya aquellas mariposillas que revoloteaban en mi corazón se han vuelto a meter en sus capullos y han decidido que no quieren volver a mostrar sus vivos colores. Me he dado cuenta que mis ojos ya no brillan con esa ilusión al mirar a otra persona, que mi piel ya no estremece cuando me dan un beso de despedida, que mi corazón no salta cuando suena el movil pensando en que puede ser alguien interesado en mi. Me da lo mismo abrir o no el e-mail, no me interesa lo que pueda tener, y me he dado cuenta que ya no lucho, ya me da lo mismo estar sola o no. Si siento que alguien se quiere acercar a mi, empiezo a recular, levanto la manta protectora rebota-sentimientos, y no la dejo atravesar.
Desde hace tiempo que le encuentro fallos a todos. Ya pueden ser los mas maravillosos del mundo mundial, que algo tendrán para que no me atraigan: es bajito, se perfuma demasiado, no tiene la boca bonita, habla demasiado… algo algo siempre encuentro.
Me da pena, pero estoy cambiando, me estoy volviendo mas fría y sin sentimientos. Distante en este sentido. Me da pena por que yo antes lo disfrutaba, me encantaba y vivía la emoción y el riesgo de la conquista. Ahora me da lo mismo, no siento esa necesidad, no me atrae la idea.
Me estoy volviendo gélida, estoy comenzando a vivir en el polo norte.