Y continuamos con mi visita a mis amigos Peasho y Arale.

El sábado me levanté de maravilla. Tuve que poner el colchón en el suelo para dormir por que estoy acostumbrada a cama dura, pero a pesar de ello dormí ocho horas seguidas, que hacía meses que no lo conseguía. Umm, que relax pensar que no tenía nada que hacer, y que estaba con amigos. Al levantarme Arale se había ido a trabajar y Peasho seguía durmiendo, por lo cual una invadió el sillón y se quedó dormida de nuevo, no hay dinero para pagar lo augusto que estaba. Cuando él se levantó, yo seguía dormitando en el sillón.

El resumen de ese día se puede hacer en pocas palabras, dormitar, vegetar en la terraza, volver a dormitar, comer, gracias Peasho por cocinar para mi y no dejarme entrar en la cocina, volver a vegetar y volver a dormitar. Juas, parece aburrido, pero os juro que hacía mogollón de tiempo que no podía relajarme de esa manera.

A pesar de la tranquilidad también hubo sus momentillos. Tras comer Peasho se me estaba quedando dormido en la mesa, tras mucho insistirle en que se fuera a echar la siesta que a mi no me importaba quedarme sola en la terraza, así aprovechaba para leerme el libro que me compré en el Museo Egipci, este decidió irse a dormir. Y claro, como no, la ley de Murphy cayó sobré sus hombros. En el momento que se levantó sus vecinos empezaron a golpear la pared para hacer obras. Ahora si que puedo dar constancia de lo que Peasho nos mostró en uno de sus post, ¡vaya locura!. Ya tras desistir de dormir, se decidió a trabajar con el ordenador y así dejarme tranquila para leer... la ley de Murphy volvió a recaer sobre él... la luz se fue. Tras consultar con su vecino chapuzas, (pues va a ser de la trócola), y llamar a la compañía de la luz... el pobre tuvo que salir, con el calorazo que hacía a buscar un plomo nuevo en pleno sábado. Peasho, yo que tú le escribía una queja a Murphy por fijar su atención en tí.

Cuando llegó Arale todo estaba solucionado, si es que tiene un churri que está hecho todo un manitas, jijiji.

Tampoco quiero alargarme mucho en este viaje por que me darían para muchos posts y os aburriría. A partir de aquí voy a hacer un poco esquema de lo mas interesante.

- A Arale y Peasho le gustan mucho los Francfurt.
- Es tremendamente fastidioso cenar en una terraza, con un tío escandaloso que está con su novia, y a grito pelado solo sabe decirle a la amiga que es una guarra por que enseña el tanga, y es mas cada vez que se levanta le tira de él. Ummm, ¿paleto le llamabas Arale?.
- Peasho nos deleita con solo de guitarra, y encima el tío dice que no la sabe tocar... colleja la que se merece por eso.
- Arale habla cuando duerme y no se acuerda de lo que dice: "Pensáis que estoy dormida, pero no lo estoy".
- ¡He vivido un momento histórico, el referéndum del Estatut!, que por cierto, en ningún momento vi espíritu de elecciones en la zona. Ahh, y votar en una guardería con pececitos de colores, pulpitos y estrellas de mar colgando del techo no me pareció serio, juas.
- Conocí a los tetes, bueno, realmente a mama tete y retoño tete. Jo, que gente mas maja, ains, besotes que se que me leéis, smuacsssssss.
- Arale nos deleitó con una suculenta paellita hecha en barbacoa, y sí, estaba buenísima por mucho que empeñes en lo contrario.
- Lloré recordando a mi papi en la terraza con Arale y mama tete.
- Reí en la terraza con Arale, Peasho y mama tete. ummmm, Peasho, ¿como se te ocurre sentarte en una terraza con tres mujeres?
- Jugué con Gatchan y me hizo de profesora de Catalán, que lista es la jodía.
- Descubrí que en la zona del maresme hay muchas ruinas históricas por descubrir y tengo que volver a verlas.
- Volví a ver el espectáculo de luces y música de las fuentes de Montjuic.
- Y lloré, lloré al despedirme en el aeropuerto de unas personas que tengo metiditas en el corazón. Menos mal que lloré cuando ya me alejaba y solo me veían la espalda, me hubiera dado verguenza.
- ...

Me dejo muchas cosas en el tintero, pero como conclusión de todo el viaje deciros que lo que mas me ha dejado marcado, y lo que guardaré en mi rinconcito de buenos recuerdos es el buen hacer, el cariño, la amabilidad, el amor, la hospitalidad y el sentimiento de que en Barcelona hay tres personas que realmente valen la pena y que jamás olvidaré: Arale, Peasho y Gatchan. ¡Muchas gracias por darme esos cuatro días tan estupendos!.

P.D: Juas, también tengo guardado en ese rinconcito la terraza de Peasho, jajaja, me he enamorado de ella, cualquier día se la robo y me la traigo para los madriles.