Cansada, anoche no dormí prácticamente nada pues estuve con taquicarias. Aburrida de volver a la misma rutina. Agotada de ver las mismas caras.
Sí, tiene cosas buenas el volver, lo se. Se agradece que ciertas personas te digan lo que te han echado de menos. O que personas que han estado fuera de la oficina y se acaban de reincorporar valoren y alaben el trabajo que has realizado todos estos meses, pero también cansa ver de nuevo que hay cosas que no han cambiado, y te sigues encontrando con ciertas personas, las mismas personas llenas de hipocresía y falsedad.
Hoy ha sido un día raro para mí. Tenía que cumplir una misión personal un tanto especial. Hoy tenía deberes que hacer. Gracias a ellos me he dado cuenta de que, a pesar de los falsos rumores, acusaciones e injustas injurias que sufrí a principios del año pasado, todo ha vuelto a su cauce. Me he dado cuenta que la gente me aprecia, y que, si les pido un favor, se muestran abiertos a mi. Me valoran, y me responden con gratitud. Tengo que agradecer que me atiendan con una sonrisa, y con un: te respeto y te aprecio demasiado, y por ti haré todo lo que buenamente esté en mi mano. Tengo que agradecer, que todas aquellas mentiras que se vertieron sobre mi no han sido tomadas en cuenta, y la gente, la gente no es tonta, y sabe reconocer la realidad.
He llegado agotada, por que últimamente tengo muchas cosas en las que pensar. Cosas a las cuales me gustaría encontrar la solución inmediata y remediar cuanto antes. Quisiera imaginar que tuviera el poder de dominar el tiempo y darle vueltas a las manillas del reloj y poder cambiar el pasado. A desear tener el poder de la adivinación y saber que va a ocurrir en el futuro. Poseer el arte de leer la mente y saber lo que está pensando. Quisiera ser dueña del libro donde se dieran respuestas a todas mis dudas. Y todos estos anhelos, unidos y entrelazados en la red de mis pensamientos, os aseguro que agotan.