Pues el otro día me levanté pronto y me fui a comprar el pan. Como estaba a dieta, por cierto esta semana han caído 2 kilos 300 gramos, me acerqué a comprar fruta ya que tengo que comer bastante estos días. Entro en la tienda de siempre, una nave grande donde tiene las cajas de frutas puestas en el suelo y una báscula de toda la vida encima de un cajón de madera. Es una nave de ladrillo, de lo más rústica, pero agradable a la vez. Saludo a la gente que allí estaba, mujeres mayores que se conocen y me conocen de toda la vida. Saludo al tendero, este hombre no pasan los años por él, ya debe tener cincuenta y tantos y sigue igual que hace veinte. Empezamos a bromear y a soltar chascarrillos mañaneros. Las mujeres le increpan que no se haya casado, y con risita burlona le dicen seguro que tiene algún hijo por ahí perdido, como los famosos. El me mira y se ríe, y me dice de manera jocosa: "anda que lo que tengo que aguantar por vender un kilo de manzanas".
Seguimos hablando, toca mi turno: "Un kilo de manzanas golden, dame dos de naranjas, cinco limones..." Y al girar para señalar los kiwis, al darme la vuelta, con mi pelo largo y rizado volando en el viento, mis ojos quedan clavados en alguien que en ese momento entraba por la puerta, mi boca queda abierta de asombro y mis ojos desorbitados. ¡¡¡Madre mía que peazo de tío acababa de entrar!!!.
Me quedo embobada, el frutero me pregunta si quiero algo más, no se que contestar, necesitaba lechugas, pero, ¿quién se iba a acordar de ellas teniendo semejante repollo delante? Cuando consigo reaccionar un poco me doy cuenta, ¡pero si es el sobrino del frutero, ese que correteaba por el puesto cuando éramos pequeños. Pero como se puede haber puesto tan bueno, ¿tan fantástico efecto hace la fruta?
Babeo, babeo, y babeo más, el frutero titular me sigue hablando preguntándome si necesito perejil y contándome que vive muy bien soltero, y que le encanta viajar, que se fue hace poco a México y el último viaje fue a Rusia. ¿Y a mi que me importan sus viajes, si lo que más me apetece ahora es pegarle un pedazo de viaje a su sobrino?
Termino la compra y voy a salir del establecimiento. Ambos se despiden de mi. Yo voy volando en una nube.
Me voy a la tienda de mi amiga, madre de mi sobrino postizo, y al saludarla se da cuenta de que algo me ha pasado. Se ríe y me comenta que ciertamente el chico está potente, pero que encima es muy agradable, cariñoso y simpático. Como buena amiga se ofrece a hacer investigaciones variadas y a venderme como buena tendera. Esa misma tarde me comenta que cuando cerraron las tiendas le dijo que una amiga suya le había comentado que está bien buenorro. Bueno, no es una manera muy sutil, pero al menos algo es algo.
Desde el martes que le vi llevo dándole vueltas para ver como me lo puedo ligar. Solo me salen frases del tipo:
* ¿El pepino es de cosecha propia?
* ¿Tienes duro el calabacín?
* ¿Me gustan los melocotones muy dulces, que tal los llevas hoy?
* ¿Puedo tocar la berenjena a ver como está?
No se, no se, no creo que con esto tenga yo muchos adelantos. A ver si me ayudáis.
Chata, adelántale como va tu cosecha de melones, bien puestos, verdecitos pero con sabor.
Besitos con baborris.