Hace unos días estuve cenando con un amigo como muchos recordareis. Hacía mucho tiempo que no nos veíamos, concretamente desde septiembre del año pasado, un poco antes de que me echara novio encima. Hablamos mogollón de mi vida y todo lo que me había ocurrido estos meses. Llegamos a una conclusión: ¡¡desde que me eché novio me he vuelto un muermo de flipar!!. Debe ser el amor, debe ser el encoñamiento que tenía, pero cambié muchísmo. Yo era una persona que empalmaba día y noche de juerga. Cuando no me iba de viaje, salía a cenar y después a bailar o tomar algo hasta las tantas. No me importaba si fuera martes, miércoles, viernes o domingo. Cualquier día tenía excusa para salir. Era conocida en garitos, y conocía un montón de locales en Madrid y alrededores, y fuera donde fuera me encontraba algún amigo o conocido con quien tomarme algo.
Desde que empecé mi relación, aunque tengo que ser sincera, también mi amuermamiento fue un poco causado por mi accidente que me impedía estar de pie mucho tiempo, dejé de hacer todo esto. Mi vida se centraba en: salir los viernes al cine a la sesión golfa, cenar alguna noche fuera y pronto a casa, tomarme alguna coca cola en una cervecería algún día, algún fin de semana comer en mi casa el sábado, ver alguna peli en casa, y el domingo de vuelta al hogar materno a media tarde, (nota, yo tengo mi casa pero habitualmente vivo con mi madre), y de vez en cuando quedar para hacernos un Ikea, o alguna compra para casa. Cuando mas tarde he llegado en ese periodo es a las cuatro de la mañana, y fue por que la peli de la sesión golfa duró mucho. Ahora recuerdo un comentario que me hizo mi madre en una ocasión, y que me hizo gracia en ese momento, pero ahora me hace pensar.
- Hija estoy preocupada.
- ¿Por qué mamá?
- Ayer llegaste a las tres de la mañana.
- Ya mamá, pero piensa que fuimos al cine a última hora, que cuando quieres salir, coges el coche y vienes se te pasa la hora.
- No, si estoy preocupada por que llegas últimamente muy pronto, antes llegabas a casa a partir de las ocho o nueve de la mañana, no por que llegues tarde.
Eso me hace reflexionar, ¿realmente vale la pena cambiar tu vida por el amor? Yo he sido muy feliz junto a esa persona, le he querido y quiero con locura, y estando con él no he sentido la necesidad de tener nada mas, pero ¿realmente vale la pena que mi vida diera este giro tan rotundo?
Estando cenando con mi amigo, y dándole vueltas al asunto, llegamos a la conclusión que tengo que volver a ser yo, volver a mi yo crapulilla, y volver a ser la RosaAmarilla que siempre he sido.
Claro, no solo te pasa a tí. Muchas veces una relación te cambia los hábitos. Pero lo bueno es que se puede volver a cogerlos :-). De todas formas conmigo no cuentes mucho para llegar a casa a las 9, que yo ya soy mayor :-D. Besos.