At 7:18 a. m.,
Bueno, al fin y al cabo es un pijama y te lo podrás seguir poniendo... Lo malo hubiera sido q hubiera pasado con un estupendo vestido o pantalón q te gusta a rabiar... Ya si q no te lo podrías poner...
En cuanto a lo de tu ex, suele pasarnos a todos, q nos acordemos en momentos de debilidad de ellos... Pero animo, q luego esos momentos se pasan...
Besos
P.D.: Estudiaste tb periodismo??
At 1:47 p. m.,
¿Has probado a meter el pijama en lejía? En vez de un manchurrón podría quedar un color más uniforme.
Respecto a lo de tu ex, chica, tú misma me lo has dicho, "tienes que olvidarlo", es imposible, lo se, yo no puedo tampoco. Pero tenemos que pensar que somos fuertes y no nos merecemos sufrir por ellos, si no nos quieren, seguro que encontraremos a otros que si lo hagan.
Un abrazo y ánimo, que nosotras somos fabulosas (si nadie nos lo dice, nos lo decimos nosotras ¿vale? ;) jejeje
At 4:28 p. m., Vero
Pero que es lo que nos pasa con los exes? por diooo tanto avance, tanto avance y aún no han inventado nada para formatearse los sentimientos! que injusticia que desasosiego! Lo del pijama pos es una faena grande. Yo en mi primer año de piso de estudiantes teñi toda la ropa interior blanca de rosa, ahora ya nunca más uso ropa interior blanca...
Ainss muchos muchos ánimos y besotes!!
At 4:41 p. m., Unknown
At 11:24 p. m.,
Hoolaaaaaaa que pasa pirrusss!!!QUe si,si al final no tengo ni adsl,pero bueno,algo es algo,aishhh con la buena pinta mental que teniamos ambosdos el sabado jajaja.No te preocupes por el pijama,no hay que ser materialista,vamos a hacer una de mis superparadojas,piensa que ese pijama es tu ex,que si,le querías y le quieres mucho,que te ha dado grandes noches y mañanas...pero ahora ya no te sirve,es hora de salir a por otro pijama que te quede aun mejor!!!Jajaja,como estoy jajajaja,mentalmente eh!jajaja,un besote.
Hola, preciosa. No es por quitarle importancia a tu tragedia pijamil pero aún recuerdo aquella colada que hizo mi madre allá por el siglo pasado, cuando me lavó aquel pantalón divino de la muerte con un billete de diez mil pesetas de las de antes dentro (se quedó deshecho, lo que pude llorar). O aquel conjunto de lencería negra (sexy, matador, de auténtica pantera en libertad) que mi señora madre lavo con lejía y que se quedó del color de las fajas de las abuelas, así, entre marrón óxido y verdoso, un asco en fin.
El anecdotario es infinito...las madres y la lavadora...