- Hola
- Hola
- ¿Qué haces aquí sola sentada a esta hora, no te da miedo estar de noche sola en una playa?
- No, ¿por qué?, es algo que hago habitualmente. Me gusta estar sola aquí, sentirme arropada por la brisa, mezclarme con el ruido de las olas que rompen al llegar, con el olor a mar.
- ¿Te importa que me siente contigo y compartir todo ello?
- Por supuesto, siéntate.
Y así él y ella pasaron la noche juntos hasta que un dulce sopor hiciera que se quedaran adormecidos uno en brazos del otro.
A la mañana siguiente él se despertó, solo, acurrucado, enroscado como un gato. Miró a su alrededor, no había nadie, solamente un rastro en la arena, la marca de algo que se arrastró hacia el mar y dejo unas cuantas escamas doradas a su paso....
Muy potito ... ese rastro en la arena lo he visto yo alguna vez ...