¿Pero es que me he ido a veranear a un pueblo que está todo el santo día de fiestas? Vamos, que dinero para asfaltarnos la calle no tienen pero para juergas…

El viernes tocaba música. Contrataron a una banda musical, sí, una como en la que empezó el Bisbal, que madre del amor hermoso, dejaba bastante que desear. Salieron una hora tarde, yo que había bajado al pueblo con mi madre, y no me apetecía dejarla allí tirada sola, me quedé allí sentadita, en el borde de la plaza, que se me quedó el culo como una plancha de duro y de aplanado. El escenario muy curioso, unas cortinas blancas largas, con fondo blanco y una bola de discoteca arriba del todo. Bueno, no estaba mal, al menos se habían currado el escenario. Por fin llega el momento, salen a escenario y comienzan a hacer una entrada tipo Blues Brothers. Me dieron ganas de preguntarles: “¿Nadie os ha dicho que la trompeta y el saxo deben llevar un ritmo y no ir cada uno a su bola, o lo hacéis así por ser originales?” Pues no debieron de decirselo, porque cada uno iba a su rollo y aquello desentonaba más que Verónica Forqué cantando la Traviatta. Momentos después salió el cantante, bueno, él ganas le ponía, para que nos vamos a engañar, pero creo que este chico necesita mucha academia, ¡¡viva Operación Triunfo!! Cuando empezó a cantar una de Nino Bravo me empezó a entrar el descojone, pero aguanté, eso sí, cuando salieron las niñas que le acompañaban a cantar una de Chenoa, viendo que iba a acabar con dolor de estómago de tanto reírme, y por no ofender, que las pobres estaban currando, acabé diciéndole a mi madre que ala, que se terminó la fiesta y que nos íbamos a casa. Ella al parecer llevaba ya media hora pensando en irse, pero no se atrevía a decírmelo.

Siguiente día, espectáculo de transexual, humorista y variedades. Esta vez iba preparada, fui media hora más tarde que el día anterior. Esta vez ellos empezaron antes. Me perdí medio espectáculo. Aquello parecía más un meeting político que un espectáculo. El transexual proclamando sus derechos y su homosexualidad, intentando convencer al público que ser gay es lo mas respetuoso que hay en el mundo y que ha sufrido mucho por ser como es. Yo lo entiendo, y le respeto, de hecho el 90% de mis amigos son gays, hasta tengo un ex gay, pero vamos, que no pega en un espectáculo de las fiestas patronales del pueblo. La cantante que le cayó algo a los pies reclamando también respeto a los niños por que ella venia de Madrid (98km) a trabajar, y no a que se mofen de ella. Y el humorista que solo sabía decir tacos y chistes burdos y obscenos, entre broma y broma, relatando su currículo profesional, que si ha actuado en no se cuantos pueblos, que si no es famoso pero ha hecho mas bolos que muchos de estos que salen en la televisión, que si mañana actúo en Segovia, que si pasado en Huelva… El mago el único que valió la pena, hizo su espectáculo, calladito sin peroratas, se le vio el truco, pero oye, nos reímos con él, amos que si hubiera que votar, botaba a ese.
Al llegar a casa, que está a las afueras del pueblo, desde la terraza de mi cuarto, que está en sentido contrario, se escuchaba la música, y de lejos todavía se podían apreciar mejor los berridos que pegaban.

Y ya por último el tercer día, fiesta para niños: “El circo mundial de los niños”. Que por cierto, como algún día el verdadero Circo Mundial les pille usurpándoles el nombre, se les va a caer el pelo a estos. Estuve viendo el espectáculo, y bueno, estaba entretenido, pero llegué a una conclusión: Esta gente se piensa que los niños son tontos o algo parecido. El espectáculo constaba de un presentador vestido con muchos colorines y un payaso con el traje comprado en los 20 duros. Unos malabaristas-trapecistas que a la vez bailaban y hacían lo del show ese del rulo que uno hace equilibrios encima del tubo. Y lo mejor de la fiesta según ellos, lo más de lo más, el boom del espectáculo: LOS LUNIS. (Bueno, según mi sobrinillo, Tía RosaAmarilla, vaya cutreria de trajes que se han puesto ¿pretenden que nos creamos que son los Lunis de verdad?).

Lo único de la fiesta que moló fue el cañón de espuma. Guauuuuuuuuu que recuerdos de mis tiempos locos en las discotecas costeras cuando el ambiente estaba caldeadísimo y nos metían esos pedazos de chorro de espuma que te dejaban cuál pastelito de merengue y al final te enchufaban con la manguera de agua fría para refrescarte. Ains, la de guarreridas que se podían hacer debajo de esas espumas, pero amos, que eso es para otro blog y no para hablarlo en una fiesta del Gran Circo Mundial de los Niños, jajajaja.

Ya me contareis como son vuestras fiestas. Besotes gordotes. Smuacssssssssssss