SMS: Tomamos ese café pendiente para que luego que mis besos inunden tu piel.
SMS: Dime cuando y donde.
SMS: En la puerta de XXX a las seis de la tarde, ¿te atreverás?
Y allí estaba yo, haciendo la compra en un gran centro comercial, móvil en la mano y nervios de punta. Ya no sabía que tenía que comprar, ni que me habían encargado. Allí estaba yo, a las dos de la tarde pensando: ¿Y por qué habré contestado yo tan rápidamente que si?
Volví a casa y me puse a guardar la compra, joe, con los nervios no miré el ticket y me han cobrado doce euros de mas en algo que costaba 1.45. Me da tiempo, como deprisa y voy corriendo a que me devuelvan el dinero y llego a las seis. No contaba con la inutilidad de las que atienden en atención al cliente de los grandes supermercados, que me imagino para los sueldos que ganan, para que se van a esforzar. Llego a casa a las cinco y cuarto y le llamo por teléfono, no contesta, le mando un sms para decirle que voy a llegar tarde, y me meto en la ducha con el teléfono al lado. No me llama, vuelvo a marcar y sin respuesta, dejo un mensaje en el contestador. Ya son las seis menos cinco y estoy vestida, pero tengo la duda: ¿irá?, ¿Se habrá dejado el móvil en casa o en el coche y me estará esperando y al ver que no llego se pensará que le he dado plantón? ¿Directamente es que no se piensa presentar y me llevo el plantón yo?.
Finalmente vuelvo a intentarlo y consigo respuesta.
- Hola, por fin escucho tu voz.
- Joooo, llevo un rato intentando localizarte, ya no sabia si ir o no, no me contestabas y no sabia que hacer.
- Vaya, para un día que estoy en Madrid ¿y pensabas darme plantón?
- Oye, que no te iba a dar plantón, jopeta, solo quería avisarte de que llegaba tarde.
Me termino de vestir y arreglarme y salgo de casa. ¿Es imaginación mía o me acabo de echar mi mejor perfume y me he maquillado un poco?
Cojo el autobús y voy directa para allá, llego a la última parada y me encamino hacia allí. Al llegar, me quedo en el semáforo sin cruzar, y me fijo. Le veo a lo lejos, está allí parado, con la cazadora de cuero negra. Parece mucho mas alto de lo que yo recordaba.
- Hola, por fin has llegado.
- Hola, que alto eres por Dios, tenía en la cabeza de que eras mas bajito, pero eres altísimo.
Y tan alto, a lo largo de la conversación me confesó que media 2.02 metros. Con éste no tengo problemas para ponerme las fastuosas botas, jijijiji.
Entramos dentro del sitio, no sentamos uno frente al otro.
- ¿Qué te apetece tomar?
- Una Coca Light, con poquito hielo, que estoy costipailla.
- Pues yo me voy a tomar ese café por el que tanto hemos luchado.
Comenzamos a hablar, dos horas charlando, en donde no se por que, si fueron los nervios o mi timidez, que me hicieron no parar. Prácticamente solo hablaba yo. Él me miraba, me observaba, me no me quitaba ojo de encima. Yo me avergonzaba de que me mirara tan fijamente a los ojos, pero sonreía, giraba la cabeza, me contoneaba. De pronto me di cuenta de algo: RosaAmarilla estaba empezando a coquetear, RosaAmarilla estaba de nuevo comenzando a sacar sus armas de mujer. Desde hace meses RosaAmarilla no lo hacía y hoy sin darse cuenta, estaba empezando a romper ese muro. Y RosaAmarilla se empezó a dar cuenta de que puede hacerlo, y que puede volver a ser la mujer rompedora y desinhibida que ha marcado siempre su vida. RosaAmarilla ha empezado a florecer de nuevo.
Después de dos horas nos tuvimos que ir, él volvía a su tierra, a su lugar, a su Castilla la Mancha, a su cuna de Cervantes, yo me quedaba en Madrid, mi lugar mi sitio, mi ciudad.
- Ha sido muy agradable estar contigo. ¿Volverás a concederme un café?.
- Por supuesto, pero otra vez avísame con mas tiempo y te concedo un café y si podemos, una cena para poder estar más juntos y poder hablar. Eso si, la próxima vez hablas tú.
La noche acabó con un beso en la mejilla y tomamos cada uno nuestro camino.
Ya en el autobús fui pensando, y según iba recordando esas dos horas, una sonrisa se iba marcando en mi boca. De todos modos notaba que algo había fallado.
SMS: Jo, me da la impresión de que los nervios me han hecho pasar una mala jugada y he hablado demasiado, vas a pensar que soy una charlatana incontrolable.
A las tres horas:
SMS: No te preocupes, he disfrutado del café. Lo malo es que hemos olvidado la segunda parte, tu piel ha quedado huérfana de mis besos…
huérfana de besos...
Qué cierto es lo qué dices, los nervios siempre traicionan...
:)besitos dulces